Las personas cuidadoras en Barcelona: riesgos en salud mental y hábitos no saludables

  • Publicado el 18 de Junio de 2009

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La atención de una persona con necesidades especiales de atención está relacionada con peor salud, transtornos ansiosos-depresivos, consumo de psicofármacos y menos horas de sueño.

En Septiembre de 2008 se constituyó, en el marco del Acuerdo Ciudadano para una Barcelona Inclusiva, la Red de Apoyo a las Familias Cuidadoras, que integra profesionales de diferentes instituciones y representantes de entidades de familiares y personas afectadas por enfermedades o situaciones de dependencia. De entre sus objetivos destacan la voluntad de visibilizar la tarea que llevan a cabo las personas cuidadoras no profesionales y promover el reconocimiento, así como mejorar la capacidad de respuesta de la ciudad a la hora de ofrecerles apoyo.

Con este objetivo, la Red encargó a la Agencia de Salud Pública de Barcelona un análisis que permitiera conocer con más detalle los efectos que tiene sobre la persona cuidadora la tarea de atención y cuidado de una persona dependiente.

Los datos de la Encuesta de Salud de Barcelona han servido para determinar que en la ciudad hay cerca de 163.000 personas de 65 años o más que presentan algún tipo de dependencia. Al mismo tiempo, se ha calculado que son 150.000 las personas mayores de 15 años que conviven con alguien que tiene dependencia o que presenta necesidades especiales de atención.

El perfil de las personas cuidadoras


En general, en Catalunya, este perfil está bien definido: se trata de una mujer, de entre 55 y 76 años, que tiene relación directa de parentesco con la persona en situación de dependencia, y que vive en el mismo domicilio. En nuestro entorno la tarea de cuidar de otras personas recae mayoritariamente en las mujeres de la familia. Se suele seguir un orden previa y socialmente establecido: la responsabilidad suele ser de la pareja, en segundo lugar de las hijas; si no hay, las jóvenes, y, en caso de que no haya hijos ni hijas, la tarea puede recaer en familiares más lejanos.

Contexto de salud de la persona cuidadora


Las personas cuidadoras señalan como consecuencia de su tarea el cansancio físico, el desaliento, la restricción de libertad, y la carencia de descanso y de sueño. También refieren la pérdida de independencia económica y personal, a menudo ligada al hecho de dejar el trabajo. En la mayoría de casos aparece sobrecarga física y emocional, derivada de dedicar mucho tiempo a cuidar a una persona que lo necesita. Las personas cuidadoras tienen más riesgo de sufrir trastornos de salud, como por ejemplo altos niveles de estrés y depresión, más consumo de psicofármacos, más problemas físicos, y menos bienestar.

El estudio de la Agencia de Salud Pública


Por encargo de la Red de Apoyo a Familias Cuidadoras, la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) ha estudiado 4 indicadores de salud de las personas cuidadoras. Los datos provienen de las más de 5000 encuestas hechas a la ciudad en el marco de la Encuesta de Salud de Barcelona 2006. Se dispone de información sobre el estado de salud percibido, el trastorno ansioso-depresivo, el consumo de psicofármacos y las horas de sueño. Todos estos datos son referidos a una población de la cual conocemos el sexo, la edad, la situación laboral, el nivel de estudios y la clase social. El estudio sirve para describir la sobrecarga para la salud que supone convivir con una persona con dependencia o necesidades especiales de atención.

Los datos

 

  • El 10,5% de la población adulta de Barcelona convive con una persona con dependencia o que necesita una atención especial.
  • En el 22% de los casos, las principales responsables de su cuidado son las mismas personas con dependencia o que necesitan una atención especial. 
  • La proporción de mujeres que asumen el  cuidado de otros es muy superior a la de hombres. 
  • A mayor nivel de estudios, menor es la convivencia con personas con dependencia o que necesitan una atención especial. 
  • Según la clase social, la convivencia con personas que tienen necesidades especiales de atención o dependencia es más frecuente entre las personas de clases más desfavorecidas. 
  • Tanto en hombres como en mujeres, la proporción de personas ocupadas (trabajo remunerado) es más pequeña entre aquellos que conviven con personas con dependencia.


Los datos de salud


El estado de salud percibido es peor entre las personas que conviven con alguien en situación de dependencia o con necesidades especiales de atención. En el grupo de mujeres de 45 a 64 años que declaran mala salud, el 60,2% conviven con dependientes, ante el 28,2% que no lo hacen. Además, esta situación se observa en todas las clases sociales.

La frecuencia de trastornos ansioso-depresivos es superior entre las personas que conviven con un dependiente (en mujeres por encima de los 25 años bordea el 40%). El estado de salud mental es peor en todas las clases sociales cuando atendemos a si conviven con una persona con dependencia o que necesita una atención especial.

El consumo de psicofármacos, como por ejemplo antidepresivos o pastillas para dormir, es superior entre las personas que conviven con una persona dependiente (en mujeres mayores de 64 años el porcentaje es casi del 55%).
Esto se observa en todas las clases sociales.

Dormir poco es fuente de mala salud. Se considera dormir poco hacerlo seis horas o menos al día.
 
En el grupo de mujeres de 25 a 44 años y entre las que superan los 64 años, dormir pocas horas es más frecuente si conviven con una situación de dependencia. Esto se nota más en las mujeres de clases más desfavorecidas. Entre los hombres, no hay diferencias en horas de sueño según si conviven o no con situaciones de dependencia.

La Red


La Red de Apoyo a Familias Cuidadoras ha elaborado una serie de  recomendaciones y reflexiones a partir de los datos del informe de salud de las personas cuidadoras. Entre las principales ideas expuestas está el que se dé visibilidad y valor al contingente de personas cuidadoras de Barcelona y que se lleven a cabo aquellas reformas legales que hagan posible una mejor ensambladura entre las necesidades de las familias y lo que la sociedad prevé para ellas.

La Agencia de Salud Pública de Barcelona, como responsable de la  Encuesta de Salud de la ciudad, ha empezado a trabajar para que las futuras ediciones del estudio incluyan preguntas específicas que permitan conocer mejor las características de la persona dependiente y del familiar al que se cuida.