Superar transtornos de ansiedad con aplicaciones de realidad virtual

  • Publicado el 16 de Febrero de 2009

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La RA ya ha demostrado utilidad en distintas áreas: medicina, ingeniería, diseño y todo aquello que implique mantenimiento y reparaciones, reconocimiento de gestos, etc. Actualmente la RA también está empezando a demostrar su utilidad en el campo de los tratamientos psicológicos.

 

Una de las técnicas más eficaces para el tratamiento de los trastornos de ansiedad es la exposición. Esta técnica consiste en afrontar de forma gradual y sistemática las situaciones o actividades que los pacientes temen y evitan como consecuencia de un problema de ansiedad.

Tradicionalmente, la exposición se ha aplicado en imaginación y, principalmente, en vivo. Pese a los buenos resultados obtenidos, alrededor de un 25% de los pacientes rechaza la exposición
o abandona el tratamiento. Es posible que el hecho de afrontar el objeto o situación temidos sea demasiado aversivo para algunos pacientes.

Una alternativa es la utilización de la RV, la cual permite simular la realidad de forma que el usuario se encuentra en un espacio tridimensional en el que puede interactuar con los elementos virtuales de una forma similar a como interactúa con los elementos reales.

El hecho de que las situaciones no sean «reales» puede favorecer que los pacientes acepten mejor la exposición.

La RV ofrece otras ventajas: permite repetir la misma tarea de exposición una y otra vez sin cambiar sus parámetros. Así, un paciente con fobia a volar puede exponerse a una situación concreta del vuelo (por ejemplo, despegar) varias veces en una sola sesión, sin cambiar los acontecimientos que suceden durante el despegue (por ejemplo, es de día y hay viento).

Otra ventaja es que no es necesario salir de la consulta para realizar tareas de exposición. Por ejemplo, podemos exponer a un paciente agorafóbico a diferentes situaciones
(tren, autobús) sin abandonar la consulta. Este hecho también favorece aspectos éticos como la protección de la intimidad, ya que no es necesario que el paciente manifieste sus síntomas
en lugares públicos.

Además es posible graduar las situaciones según las necesidades del paciente y sin esperar a que éstas sucedan en la vida real (por ejemplo, disponer de un supermercado lleno de gente apretando un botón, sin esperar a que sea sábado).

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